TENGO QUE IR A MI FISIOTERAPEUTA...

Una pregunta que llevo haciéndome varios días es ¿por qué nos cuidamos tan poco? Invertimos muy poco en bienestar.

Cuando nos duele algo estamos tiempo esperando a que se nos pase. Vamos alargando el acudir al fisioterapeuta hasta que muchas veces no podemos más. Las frases "Ya se me pasará" o " a ver si mañana estoy mejor..." entre otras  las repetimos con asiduidad unos y otros. El problema no se quita. Se prolonga en el tiempo, se alarga, se acentúa y se convierte en algo más difícil de eliminar si no nos lo tratamos.

¿Tal vez sea porque es más cómodo tomarse un antiinflamatorio o un relajante muscular? ¿Tal vez por qué nadie nos ha enseñado a cuidar de nosotros mismos, a invertir en salud?

Eso de que la salud es importante es una realidad. Sin embargo, lo delegamos a lo último en nuestra lista de prioridades.

Nuestro día a día es mucho más fácil, llevadero, cómodo y feliz si no nos duele nada.  Eso lo sabemos.

Una lumbalgia, una cervicalgia, esguince, tendinitis,etc se solucionan con facilidad si se acude pronto al fisioterapeuta y no prolongamos el malestar hasta el extremo de poder desarrollar nuestras tareas diarias.

Tenemos que aprender a mirarnos las cosas cuanto antes. Cuando prolongamos la asistencia a tratamiento muchas veces estamos provocándonos dolores y problemas nuevos que van a dificultarnos la recuperación.

No tenemos problemas en cuidar nuestro aspecto externo. Al contrario, nos encanta, disfrutamos con ello y nos han enseñado a tener una buena imagen.

De lo que no nos damos cuenta es de que esa fachada externa está influenciada por el hecho de sentirse bien. Si tenemos dolor, se refleja en nuestra cara. Si nos duele, nos cansaremos antes, no tendremos ganas de hacer cosas. Si nos movemos mal por el dolor se refleja en nuestra forma  de desenvolvernos, en nuestro aspecto al fin y al cabo.

Todo el mundo tiene familiares, amigos , conocidos, compañeros de trabajo con dolores comunes pero ¿cuantos acuden a su fisioterapeuta cuando el problema aparece? Cada vez más gente pero aun es un porcentaje muy pequeño.  Nuestra cultura de cuidar de nuestra salud es cada día mayor pero aun nos queda por mejorar.

Acudir al fisioterapeuta no debe ser algo pesado si no algo que te ayuda a estar bien. La gente que sabe que asistir a tratamiento le ayuda y después se siente mucho mejor no le cuesta hacerlo.
También existe la creencia de que el fisioterapeuta te va a hacer mucho daño y lo vas a pasar muy mal. Eso no es cierto. Hay que acabar con los mitos. Hay técnicas que pueden ser molestas pero nunca traumáticas. Las técnicas se adaptan a cada paciente y a cada caso para conseguir  el objetivo final que es siempre mejorar.

Pensadlo. Esta en vuestras manos y en las nuestras (los terapeutas) por supuesto.

Comentarios